La visión marxista del futuro




Juan López Páez


La naturaleza es siempre la exploración perpetua de la novedad y la exploración de los ‘mundos posibles’ es inherente al pensamiento dialéctico. La exploración de las potencialidades para el cambio, para la construcción de nuevas identidades colectivas y órdenes sociales es un móvil fundamental en el pensamiento dialéctico marxista, partir del mundo natural y social para incorporar nociones del futuro en el pensamiento marxista.


El futuro es tiempo, Marx lo define en Miseria de la filosofía: «el tiempo lo es todo, el hombre no es nada más, como mucho la encarnación del tiempo».

¿Por qué el tiempo?, la temporalidad humana, circulamos por la vida como autómatas ensimismados en el trabajo enajenado, controlados y dominados, atormentados por la «carencia» de tiempo. Expresiones del tipo «no tengo tiempo» o «el tiempo es oro», enuncian la petrificación del tiempo y su reducción en el capitalismo, a simple determinación de magnitud del valor. En efecto, tal parecen ser las características y vivencias que configuran a los hombres modernos en la sociedad industrial y tecnológica avanzada, en el capitalismo del siglo XXI. La vida de millones de seres humanos pasa por el control y la expropiación del tiempo vital, hasta devenir tiempo socialmente necesario para la extracción de plusvalía.




La realización que supone la XI Tesis sobre Feuerbach supone no sólo una orientación al futuro sino también realizar lo realmente posible y para ello es inexcusable transformar la realidad presente. Se requiere entonces conocer la realidad como una totalidad contradictoria, como una totalidad en desarrollo, impulsada por sus contradicciones internas, significa incorporar en ese conocimiento todos los desarrollos posibles de esta totalidad. La anticipación no es, por tanto, solo una categoría antropológica, sino también epistemológica y científica. Sin anticipación ningún horizonte es determinable, lo realmente posible comienza con la semilla que lleva en su seno en lo que se convierte. Cuando el presidente Xi Jinping se despidió de su homólogo ruso, Vladimir Putin, al final de su visita a Moscú algunos medios captaron las palabras de Xi Jinping: «Unamos manos para aprovechar los cambios que solo aparecen una vez en un siglo»


Analicemos la Triada conceptual de interpretación y unidad teórica sobre el hombre que desarrolla Marx, compuesta por la esencia genérica, la enajenación y emancipación humana que contribuyen al proceso de formación y constitución del hombre como un

ser social.


El hombre como ser genérico

La esencia humana, esencia genérica o vida de la especie (Gattungswesen). La vida genérica es la vida productiva (la vida que crea vida), y su ser genérico -es decir, el carácter dado de una especie que se expresa en la forma de su actividad vital es la actividad libre y consciente. A diferencia del resto de las especies, en el hombre la actividad vital es objeto de su voluntad: no produce únicamente para el consumo inmediato, sino que también produce, aunque no tenga la necesidad y, es más, «solo produce realmente liberado de ella». Mientras hormigas, abejas, y demás especies sociales construyen nidos o buscan alimentos guiadas por un solo criterio, físico o instintivo, en el caso del hombre existe además otro universal, del cual deriva desde la organización económica de la naturaleza. Es por esto por lo que solo en la elaboración del mundo objetivo, en el ámbito de la producción, el hombre se afirma realmente como un ser genérico:


«... el objeto del trabajo es la objetivación de la vida genérica del hombre, pues este se desdobla no solo intelectualmente, como en la conciencia, sino activa y realmente, y se contempla a sí mismo en un mundo creado por él.»


El hombre tiene la capacidad de crear mundo, es decir, de transformarlo conscientemente, y en ese acto de creación también se inventa a sí mismo. En este sentido, según el cual la naturaleza es tanto su obra como su realidad, el hombre es igualmente responsable del mundo y de sí mismo. Pero el trabajo enajenado invierte la relación entre el aspecto animal y el propiamente humano haciendo «de su actividad vital, de su esencia, un simple medio para su existencia»


La enajenación y su superación

En la óptica de Marx, desarrollada en su obra «Sobre la cuestión judía» de 1844, la emancipación humana (menschliche Emanzipation) cobra un interés especial.

Se hace patente el binomio emancipación - esencia genérica. La idea es que, con la enajenación, el hombre (Mensch) ya no es un ser genérico real (wirkliches Gattungssein), sino un ser que ha perdido su esencia (Wesen). Este proceso de enajenación de la

esencia (Entfremdung des Wesen) trastoca las relaciones del hombre con la naturaleza y con el resto de los hombres. La enajenación (Entfremdung) continúa siendo en lo fundamental la pérdida de la esencia.


En esta obra tiene como uno de sus centros el tema del cambio radical de sociedad, esto es, la revolución, que en este texto se expresa, en consonancia con el universo teórico antropológico, como emancipación humana. Se trata entonces de la recuperación de la esencia genérica perdida en el proceso de enajenación, una enajenación que ahora se ha hecho concepto teórico central y cuya función teórica principal se orienta hacia la explicación y crítica de los fenómenos sociales.


La esencia genérica queda relacionada con temas centrales del texto tales como la religión, los derechos humanos, la democracia y, sobre todo, con la problemática de la relación entre el Estado y la sociedad civil (bürgerliche Gesellschaft). Este último tema es particularmente significativo puesto que, en la óptica de Marx, la emancipación humana no se logrará mientras subsista la separación entre ambos polos (sociedad civil y Estado) propia de la sociedad burguesa. Es en el Estado que el hombre se comporta como ser genérico en comunidad con otros hombres.


Marx en ese momento no ha alcanzado la concepción de la revolución, es decir la emancipación como revolución proletaria que desarrollará en el siguiente artículo de los Anales francoalemanes en la Introducción al manuscrito de la «Crítica a la Filosofía del Derecho de Hegel»


El problema de la realización de la emancipación humana conduce directamente a la temática del comunismo. Marx hace una distinción fundamental entre el carácter colectivo de la propiedad y su característica de particular.


Puesto que el comunismo es la supresión positiva de la propiedad privada, y es la auténtica apropiación de la esencia humana por y para el hombre; se trata, pues, de un retorno completo del hombre hacia sí mismo como ser social, esto es, humano. En el comunismo, todos los bienes producidos por el trabajo humano son colectivizados y están al servicio de la satisfacción de las necesidades humanas. Por eso, el comunismo es para Marx la reapropiación del hombre por el hombre, o sea, la posibilidad decsuperación de la alienación y la realización de la verdadera esencia humana en cuanto ser social. En síntesis, el comunismo representaría la emancipación del ser humano en su totalidad, del hombre social, como «ser genérico».


Cuando Marx critica artículos de la Declaración de los Derechos Humanos o algunas leyes norteamericanas, es porque ve en estos documentos la defensa del derecho del hombre egoísta, centrado en la propiedad, sin apertura para los demás hombres, para lo social. En el estudio de los diferentes modos productivos, en los «Grundrisse», Marx enfatiza el modelo asiático, el eslavo, antiguo y germánico, o sea, aquellos que valoran la propiedad colectiva de la tierra.

Tenemos que emanciparnos a nosotros mismos, «antes de» y «en el sentido de que», Sin embargo, es importante enfatizar que no se trata de conquistar sólo la emancipación política de la sociedad civil, lugar donde se dan los conflictos en la búsqueda de los intereses egoístas. Se busca la emancipación humana universal, lugar donde se manifiesta el carácter colectivo, que puede confundirse con la vida del Estado.


La emancipación y las expectativas

La base material de la capacidad humana para anticipar, imaginar y elaborar proyectos que aún no se han realizado se basa en el instinto de conservación, es decir la correlación de instinto e inconsciente en la compulsión de producir y reproducir la vida material a la que los humanos están sometidos, por tanto para analizar el futuro es necesario determinar e; metabolismo entre la naturaleza y la sociedad y en consecuencia lidiar con el dominio ejercido por el capitalismo que continuamente se recicla para combatir la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, en un desarrollo parasitario porque no crea valor.

La idea del «metabolismo», con el trabajo como mediador entre la existencia humana y la naturaleza, es central, dicha noción es enunciada por Marx en el Capítulo V del Tomo I de El Capital como el proceso de trabajo que define la relación entre el ser humano y la naturaleza, por la cual los hombres a través de sus acciones median, regulan y controlan el intercambio orgánico entre ellos mismos y el mundo natural.


Marx utiliza también la noción de ruptura metabólica o escisión en el ciclo del intercambio, en el marco de su análisis sobre la pérdida de la fertilidad del suelo (crisis de fertilidad del suelo que tiene lugar durante la llamada segunda revolución agrícola contemporánea a Marx). A través de dicha noción de Marx discute con dos teorías centrales del pensamiento capitalista, la Teoría de la sobrepoblación malthusiana y la Teoría de la renta marginal decreciente de Ricardo.


Marx explica lo que constituye «la condición universal para la interacción entre la naturaleza y el hombre, y como tal, una condición natural de la vida humana». La humanidad, a través de su producción, «extrae» sus valores de uso naturales y materiales de este «metabolismo universal de la naturaleza», al mismo tiempo «insuflando una [nueva] vida» a estas condiciones naturales «como elementos de una nueva formación [social], generando por ese motivo una especie de segunda naturaleza. Sin embargo, en una economía mercantil capitalista esta segunda naturaleza asume una forma alienada, dominada por el valor de cambio qntes que por el valor de uso, conduciendo a una fractura en este metabolismo universal»


Nos interesa conocer las expectativas de la sociedad humana para ello empleamos la dialéctica en lavconstrucción del futuro. En el actual mundo precario y volátil y en los albores de la cuarta revolución industrial, la amenaza de una regresión es creciente, nos inculcan la representación paralizadora de un «sin salida infinito» intentando ocupar el lugar de la utopía.


La oposición entre distintos grupos sociales (clases) de acuerdo con sus intereses indican la presencia de dos fuerzas sociales: cambio y conservación, a estas corresponderían las utopías y las ideologías de acuerdo con la posición de cada grupo y sus intereses concomitantes, los grupos procurarán ya sea la conservación o la transformación del orden vigente. Una nueva hegemonía presentista nos amenaza, para ello es importante la difusión de las distopías. Qcomparan el presente con un futuro peor y aparecenigual que los demás artefactos culturales: como un síntoma de las contradicciones no resueltas del sistema en un momento dado, formadas por contenidosde la ideología dominante. Son un relato que describe una civilización venidera más injusta, represiva y cruel que la actual, no acostumbran a preconizar el fin del capitalismo, sino a justificarlo en un contexto desprovisto de alternativas, la movilización reactiva está limitada a evitar males mayores individualmente. Nos presentan modelos que sugieren una etapa sombría y distópica, en el apogeo de la crisis financiera, con la economía global camino de la recesión en las potencias occidentales el desmantelamiento y quiebre del capitalismo parece ser el comienzo de un periodo de violencia anárquica y miseria, mostrado como el mundo jerarquizado y rentista del 1% con riqueza para unos pocos donde una élite domina y controla a las masas y tiene el acceso a los recursos naturales; o bien otro mundo malthusiano subordinado y con escasez de recursos de carácter exterminista. Un orden en el que los gobiernos y otras organizaciones buscan regular los espacios y, donde es necesario, inmovilizar los flujos migratorios. Comunidades cerradas, islas privadas, guetos, prisiones, paranoias del terrorismo, que equivalen a un campo de concentración global invertido, donde los ricos viven en pequeñas islas de riqueza esparcidas alrededor de un océano de miseria.


El presente futuro: la erupción de la crisis capitalista mundial, después del colapso del mercado de las hipotecas sub-prime de los EEUU en 2007, la debacle de Lehman Brothers en 2008 seguida por el derrumbe financiero mundial y la posterior Gran Recesión (o «Tercera Gran Depresión») más de una década después, la crisis sistémica ha generado cambios estructurales en las relaciones internacionales y los modelos de crecimiento, mientras Europa se desdibuja en el nuevo panorama, China emerge con la fuerza de un 5% de crecimiento en detrimento de hegemón estadounidense, el mundo es sacudido por una continua crisis capitalista mundial, amenazando ahora, en 2023, con nuevas y más devastadoras explosiones económicas, políticas, y geopolíticas. No sólo la economía burguesa no puede explicar el pasado– la falta de pronóstico de la crisis global del 2007 y la ausencia de entendimiento de sus causas más profundas; a su vez no puede comprender el presente – porque la crisis sigue irresuelta a pesar de las medidas extraordinarias que van de la heterodoxia de paquetes de estímulo gigantescos, flexibilización cuantitativa, y tasas de interés de casi cero, tomadas por los bancos centrales hasta el polo contrario de medidas autodefensivas de subida de interés para salvar las crisis bancarias pero incrementando las tasas de inflación que sufre la población.


Los recientes avances en la automatización de los procesos productivos en conjunción con el debilitamiento de las legislaciones laborales y el desmantelamiento de las políticas del Estado de bienestar no apuntan hacia la creación del «reino de la libertad», sino más bien hacia la generación de nuevas masas de desempleados y trabajadores precarios, inmersos en un horizonte exclusivamente presentista, es decir, un tiempo en el que el futuro ya no constituye la categoría histórica fundamental y en el que tanto la política como la cultura y la vida cotidiana dan la impresión de estar sumidas en un perpetuo presente, una suerte de estado de estancamiento en el que las transformaciones profundas ya no son promocionadas como razonables o deseables por la sociedad.

Subyace la pérdida del sentido de la vida, si el tiempo de vida solo lo llena el trabajo explotado para conservar la vida, entonces desaparece toda posibilidad de sentido, y el propio vivir, agotado en el ejercicio de sobrevivir, se transforma en su contrario.

Los marxistas analizamos la construcción histórica del mundo moderno donde la Historia no es más que «la actividad del hombre persiguiendo sus objetivos». Y la meta objetiva de los oprimidos y explotados sigue siendo la emancipación humana internacional, el final de todas las formas de alienación, lo que quiere decir comunismo mundial, el bolchevismo quebró con el paradigma de lo imposible en sus tiempos, proporcionó el poder de la esperanza.


En los nuevos ciclos de transformación las tesis marxistas han encontrado la confirmación de la pertinencia de sus aspectos en las preguntas y cuestiones que plantean. Resalta especialmente un fenómeno identificado ya desde el Manifiesto comunista de 1848 y que sigue persistiendo en la actualidad, que es la propensión secular del capitalismo a concentrar la riqueza y el poder en una élite u oligarquía, y el inevitable corolario de esta concentración: la intensificación de la exclusión y la desigualdad. Aunque actualmente, las formas de opresión se manifiestan de diferente manera, la presión dada desde la manipulación de la información o el contagio de ideas posmodernistas desde la academia de premisas sociales son las nuevas maneras de sometimiento sobre las cuales se puede poner resistencia que hacen vigente el lema: «Los proletarios no tienen nada que perder excepto las cadenas».


En un pasaje del tercer volumen de El Capital Marx distingue entre un «reino de la necesidad» y un «reino de la libertad». En el reino de la necesidad, el hombre debe luchar con la Naturaleza para satisfacer sus necesidades, para mantener y reproducir su vida mediante el trabajo físico en la producción. Este reino de la necesidad existe en todas las formaciones sociales y bajo todos los modos de producción posible.


Hace 106 años triunfó uno de los hechos más importantes de la Historia, la Revolución Rusa y lo que distingue la vía hacia el socialismo es que la producción está planificada racionalmente y organizada democráticamente, en lugar de operar según el antojo del capitalista o del mercado, y en la que se produce la mutación de la forma de propiedad.

Marx no se queda en este punto del reino de la necesidad, va más lejos, el verdadero objetivo de la revolución tomando como base el reino de la necesidad es el desarrollo de las potencias humanas como un fin en sí mismo, el verdadero reino de la libertadves alcanzar la fase superior de la sociedad comunista, donde haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas creando riqueza colectiva, solo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho límite del derecho burgués y la sociedad pueda manifestar ¡de cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades!. Una revolución de la clase trabajadora que hizo posible lo imposible, que hizo viable lo inviable, y sobre todo que nos hace pensar hoy que «Otro Mundo es posible».


Los marxistas ofrecemos un mundo transformado, igualitario y comunista. En esta postulación de un horizonte de futuro como meta orientadora y de la acción social es decir emancipación de toda la humanidad toma protagonismo la vía al Socialismo con peculiaridades chinas. La reflexión que tiene el compromiso de China con la misión de buscar el progreso de la humanidad en aras de la consecución de la Armonía en el mundo entero.

Conceptualmente se compone de una construcción económica, política, social, cultural y una civilización ecológica. Tales formulaciones deben derivar en un cambio en el modelo económico-productivo, el paso de una economía basada en inversiones y exportaciones a una economía basada en el consumo, servicios e innovación científico-técnica. Esto supone el salto tecnológico en el marco de un modelo de desarrollo fundado en una relación armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza. La formulación teórico-política de Xi Jinping representa para el PCCH un pensamiento orientado a construir una sociedad modestamente acomodada así como hacer de China un país socialista en el centenario de la Nueva China. Esto supone la adopción de los «Cuatro Principios Fundamentales».


 Xi Jinping instó a los cuadros y camaradas del partido a «desarrollar una perspectiva estratégica y establecer un punto de vista global». Destacó que «siendo conscientes de la oportunidad histórica, debemos fijar asiduamente nuestra dirección de acuerdo con oportunidades únicas en un siglo». También indicó que «nunca los países [en desarrollo] del mundo han estado tan unidos [en la búsqueda] de igualdad de oportunidades económicas y para tener voz en el establecimiento de reglas globales», tema relacionado con la diplomacia internacional de China trabajando para forjar un «que», muy particularmente con países a los que la coalición occidental liderada por EEUU les impide desempeñar

un papel importante en los asuntos globales. Al fortalecer la cooperación con otros países en desarrollo, China persigue el bien común y los intereses compartidos, y aplica los principios de sinceridad, afinidad, buena fe y resultados reales. China ha fortalecido los intercambios y la cooperación con los países que participan en la Iniciativa de la Franja y la Ruta y ha compartido las ganancias con ellos, expandiendo la iniciativa a más regiones y convirtiéndola en un bien público global bien recibido.


En busca de los valores comunes de la humanidad: el enfoque de la República Popular China respecto a la democracia, la libertad y los derechos humanos se basa en agregar nuevos elementos a la estructura política mundial y avanzar juntos hacia una comunidad global de futuro compartido.


Para finalizar sólo queda decir que el capitalismo como sistema nos conduce al dilema: o la victoria del socialismo o la regresión a la barbarie, por eso tengamos en cuenta la recomendación de Lenin: «Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía.»

Comentarios

Entradas populares de este blog

El conflicto en Venezuela no son las “actas” sino los “actos”

Occidente propone guerra, Rusia y China tratan de evitarla

El imperio amenazado intenta recolonizar nuestra América