El conflicto en Venezuela no son las “actas” sino los “actos”
Ruben Darío Guzzetti
1 de agosto de 2024
El problema de Venezuela no son las actas sino que desafió el poder imperial. Sintetizando la espina del imperio es el petróleo y el ejemplo, de que a pesar de todo se puede.
A partir de la madrugada del lunes 29 de julio el mundo se paralizó, según la visión de los medios de incomunicación concentrados del gran capital financiero, sus socios y varios gobiernos sometidos al poder imperial.
Si el gobierno Bolivariano de Venezuela no presentaba las actas del escrutinio del día anterior el planeta dejaría de girar y la galaxia amenazaba con desintegrarse.
Este cuento repetido millones de veces confundió a gran parte de la opinión pública, especialmente a muchas personas honestas.
El domingo 28 el pueblo venezolano voto en paz y tranquilidad. Como lo dictamina la constitución de ese país, el Consejo Nacional Electoral (CNE), una vez cerrada las mesas se debe anunciar el resultado, únicamente cuando haya una tendencia irreversible del resultado.
En la República Bolivariana de Venezuela existen 5 poderes independientes, los tres de las repúblicas democráticas: parlamentario, ejecutivo y judicial más el Poder Comunal y el Consejo Nacional Electoral (CNE). Cuatro son independientes. El CNE, por ejemplo, está conformado por el oficialismo y la oposición.
El domingo 28 se demoró, un par de horas, la presentación del resultado ya que el CNE sufrió un “hackeo” informático que retrasó el proceso.
El anuncio hecho pasado unos minutos de la media noche determinó que el presidente Nicolás Maduro por el Gran Polo Patriótico había obtenido el 51,2 % de los votos y el principal opositor Edmundo González Urrutia de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) el 44,1. Los otros 8 partidos que participaron en la contienda obtuvieron en conjunto el 4,6 %.
Días previos 8 de los 10 partidos políticos que participaron en la compulsa firmaron un documento en el cual se comprometían a respetar el resultado electoral, uno de los dos que no firmó fue la (PUD). El documento estaba respaldado por el Acuerdo de Barbados alcanzado a principios de 2024 entre el gobierno y la oposición.
La oposición dura nucleada en la PUD, dirigida por María Corina Machado, proscripta por graves delitos de corrupción y traición a la patria (en 2006 siendo representante de Panamá en la ONU pidió abiertamente la intervención militar de EE.UU. en su país), ya tenía un plan de desestabilización pergeñado con el Departamento de Estado y las fuerzas de derecha venezolanas.
“Fraude” era la palabra clave, la proclamaban al viento desde hacía meses.
Desde diciembre de 1998 en que asume la presidencia por primera vez el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías hubo en Venezuela 31 elecciones, en 29 ganó el chavismo, en 2 perdió, en 2006 cuando Chávez intento introducir modificaciones en la constitución y en 2015 cuando el oficialismo pierde el control del congreso. En ambas, tanto Chávez como Maduro, en la misma noche de los comicios, apelando a la cadena nacional, admitió la derrota. Según la oposición en esas oportunidades todo fue transparente.
Sobre las actas
Como ocurre en todos los países lo que se conoce en primera instancia es un resultado provisorio que después se corrobora con el correr de los días con el escrutinio definitivo que lleva, según los casos, entre 10, 15 y hasta 30 días. Pero al gobierno venezolano se le exigía la misma noche del acto electoral.
Sería pertinente preguntarse; alguien pidió las actas a las autoridades estadounidenses en 2020 cuando las instituciones electorales del país tardaron 33 días en dar por ganador al actual presidente Biden, ante los reclamos de fraude de Donald Trump. A alguien se le ocurrió solicitar las actas en 2006 cuando en Méjico tardan 60 días en dar a conocer el resultado electoral que determinó el robo a Andrés Manuel López Obrador, que debería haber sido presidente 12 años antes. A algunxs periodistas que ahora reclaman estas actas se le pasó por la cabeza reclamar las actas al mayor dictador asesino que conoció la historia de nuestra América, Alfredo Stroessner, cuando fue “reelegido” 7 veces consecutivas durante 35 años ininterrumpidos. En esos casos no importaban las actas ni afectaba la continuidad democrática. El imperio y sus sirvientes miraban para otro lado porque eran funcionales, hasta se le permitía ser miembro de la OEA, la misma organización que ahora reclama por transparencia cuando en 2019 apoyo el golpe de estado en Bolivia contra Evo Morales.
La transparencia del sistema electoral venezolano
Cuando una persona ingresa a la sala de votación se encuentra con una maquina donde después de verificar su identidad emite su voto, el dispositivo le entrega una tira de papel con su decisión el cual es verificado por el elector observando que coincidan, el mismo es introducido en una urna.
Finalizado los comicios el equipo electrónico emite las boletas con los resultados de esa mesa, tantos ejemplares como fiscales haya, más uno para las autoridades. Es decir que cada fiscal se va con el acta de la mesa fiscalizada. La ley electoral determina que es necesario el 55 % de las actas para anunciar el resultado.
Por otro lado, el sistema electrónico es el más fiable e inviolable que se conoce y no es de origen venezolano. El Centro Carter, hasta que fue dirigido por el ex presidente, solía decir que el sistema electoral de Venezuela era el más fiable del mundo. Luego el Centro cambió de autoridades y de opinión, hoy está controlado por el Departamento de Estado y las agencias de espionaje estadounidenses como la USAID y la NED.
La trama de la denuncia de fraude
En estos días se fue conociendo que la fuente de datos para justificar el supuesto fraude fue organizado en las usinas estadounidenses, replicadas por la derecha venezolana y los gobiernos serviles al imperio y sus medios. Fueron por lo menos dos agencias con larga trayectoria. Una es la “Edison Research”, conocida encuestadora que operó fuertemente en Ucrania, Irak y otros países donde el imperio necesitaba cambiar gobiernos. La otra es “Meganálisis”, en este caso de origen venezolana.
Ambas elaboraron supuestas tendencias a boca de urna dando triunfador a Urrutia con alrededor del 63 % de los votos. Cabe aclarar que en Venezuela no se hacen encuestas a boca de urna. Es decir que lo difundido por estas empresas transgredió las leyes del país.
Lo principal no son las actas sino los actos
El imperio tiene atravesada una espina en la garganta desde 1998 que se llama “Revolución Bolivariana” y para sacársela poco le importa si es a través de una elección, un golpe de estado o un magnicidio, le da lo mismo. Lo intentó todo.
Un poco de historia
Desde el 15 de abril de 1914, cuando se descubre el oro negro en Venezuela, este país estuvo bajo el control de EE.UU., el mismo usufructuaba las riquezas de ese botín con la complicidad de un sector reducido de la sociedad nativa de aproximadamente un 15 %, parte de los cuales son los migrantes del siglo XXI. Esa situación mantenía en la ignorancia y la pobreza al 80 % de la población. A fuerza de dictaduras apoyadas por el imperio mantuvieron el statu quo hasta finales de los años 50. El 31 de octubre de 1958 ante la creciente inestabilidad política por el desprestigio de las dictaduras los dos partidos políticos principales COPEI (Comité de Organización Política Electoral Independiente) de corte socialcristiano y AD (Acción Democrática) de tendencia socialdemócrata, crean el Pacto del “Punto Fijo”. Con este juego de alternancia, para que nada cambie, aprobado por el imperio, le lavaban la cara al saqueo y de paso dejaban afuera del acuerdo al Partido Comunista en ascenso. La pobreza seguía sin solución.
La situación empeora con el arribo del neoliberalismo y todo le estalla al presidente Carlos Andrés Pérez en 1989. Se produce el “Caracazo”, más de 3000 muertos en las calles, en tres días.
El 1992 Hugo Chávez encabeza un levantamiento cívico militar que fracasa. Va a la cárcel durante dos años, al salir debate con sus compañeros “que hacer”. Chávez insiste que hay que luchar por una salida democrática. En 1998 gana ampliamente las elecciones y jura ante “esa moribunda constitución”. Propone un referendo constitucional, nace una nueva constitución, nacional, popular y revolucionaria para poner las riquezas del país al servicio del pueblo. Surge la guerra, que continúa hoy.
Los pecados del chavismo:
2001 en Canadá, ciudad de Quebec, el presidente Bush va a la cumbre de las Américas, en su portafolio lleva el acuerdo del ALCA, nuevo sistema de neo colonización del continente, 32 de los 33 presidentes de nuestra región dicen “si”, el único que se para y dice “no” es Chávez. El acuerdo debía salir por unanimidad, por lo tanto se frustra. Luego en 2005 en Mar del Plata, junto a Néstor Kirchner, Lula, Nicanor Duarte Frutos y el apoyo de Fidel entierran definitivamente la iniciativa.
Además, el gobierno Bolivariano puso en ejecución más de 34 programas para beneficio de la población y tomó el control de PDVZA, la principal empresa petrolera del país.
Chávez decide vender petróleo subsidiado a los países centroamericanos para aliviar su dependencia, toma iniciativas para unir la región y colaborar con países sudamericanos. A la Argentina la ayuda a salir de una fuerte crisis vendiéndole petróleo en 2003, cuando todos se lo negaban.
Crea Telesur para que haya una voz de los sin voz y el aló presidente de los domingos, un contacto directo con el pueblo. Reflota la OPEP. Chávez se convierte en un líder planetario del nuevo mundo multipolar, un héroe de los pobres, el presidente que hablaba el lenguaje del pueblo y como si eso fuera poco lideraba una revolución que por primera vez contaba con recursos. Todo un problema para el bloque anglosajón y sus socios.
El imperio y la derecha venezolana hacen de todo para librarse del “mal”. Golpe de estado, el 11 de abril de 2002, secuestro de Chávez, al borde del fusilamiento es rescatado por un sector democrático de las fuerzas armadas y el pueblo y es repuesto en Miraflores.
Luego sanciones de todo tipo, difamaciones, el 5 de marzo del 2013 muere a causa de un cáncer desconocido, algún día se sabrá la verdad. El imperio se frotaba las manos se acabó el mal pensaron. Un mes después en elecciones transparentes Nicolás Maduro es consagrado presidente venciendo a Enrique Capriles. Al chofer de micros lo ponemos rápidamente en caja, pensaron. En 2014 crean las “guarimbas” dejando más de 35 muertos en las calles, pero fracasan. Recrudecen las sanciones. EE.UU. le confisca CITGO, la principal empresa petrolera de Venezuela con más de 40 estaciones de servicio en el país del norte. El Reino Unido le roba los depósitos de oro depositados en Londres. En 2017, después de ganar las elecciones parlamentarias, inventan un presidente delegado, Juan Guaidos. En 2018 intentan un nuevo magnicidio contra Maduro. En 2019 toda la runfla venezolana; Juan Guaidos, Leopoldo López, Enrique Capriles, María Corina Machado y compañía, junto al Departamento de Estado, varios presidentes de la región y la complicidad especial del gobierno colombiano intentan un nuevo golpe e invasión, vuelven a fracasar.
Muy sintéticamente esa es la historia previa a las elecciones del domingo 28 que gana por tercera vez el presidente Maduro. Aun reduciendo la cantidad de votos de elecciones anteriores mantiene firme el núcleo duro que lo apoya.
El pueblo venezolano ha sufrido mucho, el precio de la independencia y la soberanía el alto.
El imperio no descansa en atacarlo, hoy más que nunca antes necesita las riquezas de Venezuela la sostener un sistema en declive.
No se puede terminar esta nota sin una referencia a la reacción del arco político en la Argentina, con algunas excepciones, ante las elecciones del último domingo. Más allá del vergonzoso y peligroso rol del gobierno nacional agrediendo a un país hermano y la participación de varios de sus ministros y colaboradores en las marchas frente a la embajada venezolana en nuestro país, están las declaraciones de muchxs de lxs dirigentes del supuesto campo nacional y popular.
Dirigentes que guardaron silencio durante casi 8 meses ante el desastre que vive nuestro pueblo y la enajenación de la nación hoy se hacen escuchar reclamando que aparezcan las actas en Venezuela. Sinceramente da asco su cobardía y oportunismo. No los conmueve los cientos de miles de desocupados, los millones de pobres, cerca del 60 %, siendo cauto, ni las fábricas que cierran todos los días, ni los miles durmiendo en las calles con este invierno, ni la entrega de Malvinas que está haciendo este gobierno, pero salen a reclamar por las actas, no tienen vergüenza. Y pensar que alguno de ellos recibió millones de votos en las últimas elecciones.
Por último y volviendo a Venezuela la obra que inició el comandante Chávez inspirado en Bolívar y San Martin, estará garantizada si, como todo indica hasta ahora, se mantiene firme la unidad de las fuerzas armadas patrióticas y su estrecho vínculo con el pueblo movilizado.
El problema de Venezuela no son las actas sino que desafió el poder imperial. Sintetizando la espina del imperio es el petróleo y el ejemplo, de que a pesar de todo se puede.
CEFMA-IADEG-IDEAL
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