La visión de los mercados en China por el marxismo occidental.


Juan López Páez 

Lo que falta a todos estos señores es la dialéctica. Ellos no ven más que aquí causa, allí efecto, loq ue es una abstracción vacía”.    Carta de Engels a Konrad Schmidt 27 de octubre de 1870


Bajo la categoría de “marxismo occidental” integramos la amplia corriente del marxismo que surgió aproximadamente a mediados del siglo pasado como rechazo al marxismo-leninismo exportado desde la URSS, articulando procesos de academización del marxismo.

Abarca un amplio y variado conglomerado más allá de sus diferencias desde la Escuela de Frankfurt, los marxistas franceses de los años 60 y 70, la Nueva Izquierda y las formas de marxismo humanista que surgen junto a ellos. Con un cuerpo de ideas complejo, heterogéneo e incluso contradictorio, Anderson hace descansar los cambios formales inherentes a dicha corriente: abandono de la teoría marxista de las estructuras económicas y políticas y desplazamiento hacia la filosofía, traslado desde los ámbitos partidarios hacia los círculos académicos, pérdida de interés en el público proletario y predominio de un lenguaje especializado e inaccesible, sustitución de la relación entre la teoría marxista y el movimiento revolucionario.

Según ellos reformulan un marxismo que "regresa a sus raíces hegelianas", centrándose en el Marx de los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 y leyendo al Marx maduro solo a la luz de los proyectos del “Marx joven”. Entre los principales teóricos actuales se encuentran Jürgen Habermas, Slavoj Žižek, Alain Badiou, Kevin Anderson entre otros.

La China post-1978 es descrita por el marxismo occidental a través de un paradigma dualista que reduce su economía a ser “capitalista” (debido al papel auxiliar de la propiedad privada y el mercado) y su estado a ser “autoritario” debido a no estar a la altura de los cánones de democracia capitalista en Occidente.



El “fetiche de la pureza”

Ese marxismo occidental cual ferviente seguidor de Parménides de Elea y sus determinaciones de «lo que es» y aquello «verdadero» como lo único, puro e inmutable, con una ausencia total de la dialéctica enfocan negativamente como encarar el tema de la economía de mercados y China. Anclados en la vieja dicotomía del libertario Ludwig von Mises de la Escuela de Economía de Viena que afirmaba que “la alternativa sigue siendo el socialismo o una economía de mercado”. Un reduccionismo que limita el capitalismo como sinónimo exclusivo de “mercados” y al socialismo sinónimo exclusivo de “planificación”.

Además, un siglo después, el marxismo occidental todavía cae en la tentación de Kautsky de reducir la dialéctica al evolucionismo darwinista, en el que las diferentes etapas de la historia humana (esclavitud, feudalismo, capitalismo, socialismo) se suceden en un orden rigurosamente determinado por las "leyes de la historia”.

Ignora simplemente una ley de la dialéctica y, por lo tanto, del movimiento e interconexión de todas las cosas. Esta ley se llama la negación de la negación (o superación, en alemán, aufhebung), y describe los procesos en los que lo viejo se cancela y se preserva simultáneamente al tiempo que se eleva a algo nuevo.

Contrariamente a la perspectiva pulquérrima del marxismo occidental, un enfoque dialéctico de los modos de producción consideraría que “diferentes modos de producción…… pueden incluirse dentro de un modo dominante que está lejos de ser uniforme o global”.

Todo modo de producción constituido históricamente es heterogéneo, es decir, nunca es puramente «puro». Hay un modo de producción –el dominante–, pero que siempre contiene formas auxiliares de producción heredadas del pasado y transformadas a la luz de las nuevas condiciones. Esta es una posición muy clara en los escritos de Marx, escribe en los Grundrisse: “en todas las formas de sociedad hay un tipo específico de producción que predomina sobre el resto, cuyas relaciones asignan así rango e influencia a los demás”.

La dialéctica no es exterior a su objeto

Decir simplemente “crisis mundial”, “mercados” es expresar meros universales abstractos si no los “vestimos” de las determinaciones particulares que los conforman. Qué mejor que los señalamientos que realiza Lenin en su exilio de 1914, en su «Consejo sobre la ciencia de la lógica de Hegel», éste receta una dosis de la Lógica de Hegel y una oportuna comprensión del método dialéctico. De hecho Lenin identifica el primer capítulo de El Capital sobre la mercancía, con el momento del Ser de la Lógica de Hegel.

Roland Boer en su obra: «Socialismo con características chinas» destaca que en el capítulo 36 del vol. 3 de El Capital: “ Relaciones precapitalistas”, Marx muestra cómo existían los mercados en las economías esclavistas del mundo antiguo (Grecia y Roma), y en las economías feudales de la Edad Media. ¿Eran los mercados en cada uno de estos períodos históricos iguales? ¿Eran equivalentes a cómo existen los mercados hoy día bajo el capitalismo? No, como afirma Boer, “las economías de mercado pueden parecer similares, pero es tanto la disposición de las partes en relación entre sí como el propósito (o función general) de la economía de mercado en cuestión lo que indica diferencias significativas entre ellas”.

Los académicos chinos siguiendo el análisis de Marx, entienden que “las economías de mercado han existido a lo largo de la historia humana y constituyen una de las creaciones significativas de las sociedades humanas” y llegan a la conclusión que tira por la borda los presupuestos del marxismo occidental: «Si los mercados, entonces, son anteriores al modo de producción capitalista, ¿Porqué un modo de producción socialista no podría ser utilizar los mercados como lleva a cabo China?»

El marxismo chino, ha sido capaz de "desvincular" los mercados del capitalismo y utilizarlos como un método (方法, fāngfă) y un medio (手端, shǒu duān) para servir los fines del socialismo (服务, fuwu), es decir, para poder liberar las fuerzas de producción y garantizar el desarrollo colectivo. Si las últimas cuatro décadas —en las que la República Popular de China ha elevado drásticamente los niveles de vida de su población y ha sacado a 800 millones de personas de la pobreza— nos han enseñado algo, es que el uso que hace China de los mercados como un medio hacia el socialismo funciona.

La presencia irrevocable de la filosofía marxista en el pensamiento contemporáneo chino

Considerando la multitud de avances que China ha sido capaz de hacer para su población, para el avance científico tecnológico y el movimiento global por el socialismo, ¿Porqué el marxismo occidental ha insistido continuamente en que las reformas de mercado de China son una traición al socialismo y una desviación hacia el "camino capitalista"?, será que caen en la trampa del yixi jiezhong (以西解中), consistente en el uso de marcos o categorías occidentales para comprender China. Si aplicaran correctamente el marco dialéctico y las categorías que la tradición marxista heredada de Hegel, no habría ningún malentendido.

Partiendo del hecho que no existe ninguna forma institucional de economía de mercado que sea independiente del sistema económico básico que rige esa sociedad. Como primer paso, uno puede comenzar preguntando cómo una economía de mercado puede "servir” [fuwu] al socialismo. Para ello analicemos la contradicción primaria entre las fuerzas y las relaciones de producción, el marxismo chino propone dos conceptos: por un lado, una forma institucional económica específica (体制, tizhi) –por ejemplo el mercado–, que no puede estar separada del sistema general (制度, zhidu) –socialismo– en el cual está integrado.

Universalidad (pubianxing) y particularidad (teshuxing)

Pero ¿cómo la forma institucional (mercado) está regulada y determinada por el sistema (socialista) con el cual está integrada?. Para ello observaremos la contradicción entre “universal” y “particular”. Engels y Lenin, formularon que los universales (entidades abstractas) son vacíos si no son negados inherentemente por su forma particular determinada (entidad concreta y singular). Dado que los mercados han existido a lo largo de varios modos de producción, dentro de la dialéctica de lo universal, particular y singular, los mercados se presentan como el término universal. Los mercados son una forma institucional “universal” cuya existencia concreta y singular es a través de un sistema socioeconómico “particular”

Otrosvérminos que aparecieron en el informe del XIII° Congreso nacional del PCCh describen tanto las economías de mercado como las economías planificadas, método (方 法, fangfa), medios (手段, shouduan) y, más técnicamente, como mecanismos (机制, jizhi)

Cuando ese sistema particular a través del cual surge la forma institucional universal de un mercado es un “sistema socialista básico” (社会主义基本制度 Shèhuì zhǔyì jīběn zhìdù) la naturaleza fundamental de cómo funciona la forma institucional universal será diferente a cómo funcionó esa forma bajo el sistema particular de los otros modos de producción esclavista, feudal y capitalista.

Las fuerzas productivas son el determinante último de las relaciones sociales, también en el proceso de construcción socialista. Una característica clave del énfasis de Deng Xiaoping fue como insistió en que el principal proyecto del socialismo en su época era liberar las fuerzas de producción, en lugar de conformarse con un “socialismo pobre”. Sólo mediante la liberación de las fuerzas productivas sería posible eliminar la explotación y alcanzar la prosperidad para todos, o lo que él llegaría a llamar una sociedad acomodada (小康, xiaokang), una sociedad moderadamente acomodada, sana, pacífica y segura, las fuerzas productivas son el determinante último de las relaciones sociales, también en el proceso de construcción socialista

La Reforma y Apertura de 1978

La tradición marxista siempre ha entendido que sólo en el desarrollo de las fuerzas productivas puede florecer el socialismo. En El Capital, vol. I , Marx escribe diáfano que:

“El desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad… [crea]… las condiciones materiales de producción, que son las únicas que pueden constituir la base real de una forma superior de sociedad, de una sociedad en la que el desarrollo pleno y libre de cada individuo constituya el principio rector.”

La torpeza del marxismo occidental en investigar la obra económica de Marx se refleja en su incapacidad para comprender, de manera dialéctica, cómo funcionan los mercados y la propiedad privada dentro del socialismo chino, así afirma que China es “capitalista” porque desarrolló la propiedad privada y los mercados durante el período de Reforma y Apertura en 1978 bajo la dirección de Den Xiaoping al frente del PCCh, pero desconocen los debates previos en su elaboración sobre las lecciones sacadas de los experimentos socialistas pasados por ejemplo, la Nueva Política Económica de Lenin.

No fue algo que surgió de la nada, se debió a necesidades objetivas para elegir la ruta más viable para que la Revolución china se embarcara. Las necesidades eran perentorias, el ingreso per cápita de China era sólo un tercio del del África subsahariana, se estima que el 30% de los residentes rurales, alrededor de 250 millones de personas vivían por debajo de la línea de pobreza, dependiendo de pequeños préstamos para la producción y subvenciones estatales para alimentos. En un discurso de 1979, Deng señalaba que: “China sigue siendo uno de los países pobres del mundo. Nuestras fuerzas científicas y tecnológicas distan mucho de ser suficientes. En términos generales, estamos entre 20 y 30 años por detrás de los países avanzados en el desarrollo de la ciencia y la tecnología”.

Reformas chinas que se llevaron a cabo de manera pragmática, desde la base y de manera gradual: el partido nunca fue denigrado, se combatió el nihilismo histórico, las industrias clave permanecieron bajo el control del PCCh y la actividad de mercado que se desarrolló fue dirigida por el partido para servir a los fines del socialismo. “La práctica”, como dijo Deng, fue “el único criterio para comprobar la verdad”. Lo que tuvo éxito en el avance de la causa del socialismo en ese momento se mantuvo, y lo que fracasó se abandonó. “Todo el proceso” de Reforma y Apertura “se llevó a cabo bajo el estricto control del gobierno y tuvo lugar en el contexto de una economía planificada”.

La economía de mercado socialista y la economía planificada de China

Una característica constitutiva del proceso de la Reforma y Apertura es la economía de mercado socialista. Importante resaltar que China no ha pasado de una economía planificada a una economía de mercado, ya que ambas son componentes del sistema económico fundamental y del sistema socialista en general. La forma institucional de una economía de mercado organiza de una manera particular los medios y las relaciones de producción, de modo de asignar recursos y distribuir productoso por medio de la ley del valor, las señales de precios y la competencia. Sin embargo, una economía planificada organiza las fuerzas y las relaciones de producción de forma diferente por medio de la regulación, el cálculo a largo plazo de los medios y los fines, el manejo de los desafíos y el establecimiento de perímetros para lo que se puede y no se puede hacer. El modo en que estas dos formas institucionales funcionan juntas en un sistema socialista sigue siendo el centro de atención. Aplicando el modelo marxista chino, una forma institucional (tizhi) ya sea economía de mercado o bien economía planificada son componentes que están configurados por el sistema en su conjunto (zhidu), el modelo  socialista, que debe permitir la liberación de las fuerzas de producción.

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