Vietnam, ayer, hoy y siempre

 Vietnam, ayer, hoy y siempre 


                                             Ruben Darío Guzzetti                            

Muy buenas tardes a todas y todos,

Agradecemos la presencia y le damos la bienvenida a la señora embajadora de la República Socialista de Vietnam en Argentina, Ngo Minh Nguyet y a la delegación que preside, y a todas y todos los concurrentes a este acto.

Hoy tenemos varios motivos de celebración. 

Por un lado, nos convoca el lanzamiento de un proyecto largamente pensado y soñado, la creación del Área de Estudios sobre Vietnam del CEFMA. Esta iniciativa se inscribe en un desafío más ambicioso como es la creación de distintos grupos que se dediquen a analizar y difundir procesos revolucionarios, a estrechar relaciones con delegaciones diplomáticas de gobiernos conducidos por partidos comunistas en los distintos continentes, así como a poder extraer experiencias que enriquezcan y aporten a nuestra propia lucha por la liberación y segunda independencia. 

En este marco se dio el primer impulso con la formación del Área de Estudios sobre China en 2018, luego a principios de este año se creó el homónimo sobre Cuba y ahora el que celebramos hoy.

Le damos la bienvenida y felicitamos a todas y todos los integrantes de la iniciativa deseando el mayor de los éxitos en el logro de sus objetivos. También esperamos afianzar los vínculos con la embajada de ese país para lograr un intercambio intensamente fluido que enriquezca el conocimiento mutuo y posibilite tener más y mejor conocimiento sobre los procesos en curso en la búsqueda del avance hacia el socialismo.

Celebramos este acontecimiento y comprometemos el mayor esfuerzo y concentración para ubicar esta área a la altura de los logros de la revolución vietnamita. También celebramos la presentación del número especial de la revista, Cuadernos Marxistas, publicado con motivo del trascendental encuentro, realizado en esta casa, con la presencia del camarada Nguyen Trong Nghia, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam, en agosto de 2024.

Por otro lado, el motivo que nos convoca es la conmemoración y celebración del 50 aniversario de la liberación y unificación de Vietnam. Asimismo, este año se conmemora el 95 aniversario de la fundación del PC de V y el 80 de la creación de la República Democrática de Vietnam.

Compañeras y compañeros

El 30 de abril de 1975 no es una fecha más, tiene un significado muy especial para la humanidad, aún para quienes desconocen que ocurrió ese día.

Fue el corolario de una larga lucha de 117 años de un pueblo contra el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo, por la liberación y la independencia.

Por primera vez en la historia un país colonial y semi colonial, derrotaba a tres poderosas fuerzas expoliadoras. El   militarismo japonés, el colonialismo francés y el imperialismo estadounidense.

Primero fue el triunfo de la revolución y la fundación de la República Democrática de Vietnam en el norte del país, en 1945, de la mano del Partido Comunista y del gran conductor Ho Chi Minh. Luego sobrevino la dura batalla y la gesta de Diem Bien Phu, donde, con la guía del “Tío Ho” y el General Vo Nguyen Giáp, dirigiendo al pueblo, este le dio una dura lección al poderoso ejército francés expulsándolo de Vietnam.

En 1954, a raíz de la furibunda derrota francesa, se firmaba el acuerdo de Ginebra donde se reconocía la independencia de Vietnam  pero en los siguientes meses el mismo es desconocido por EE.UU., entonces sus fuerzas armadas comienzan una guerra contra el pueblo vietnamita que perduro durante 19 años.

Para EE.UU. la guerra se convirtió en una cuestión de honor, no podía perderla, era la primera potencia mundial contra un pueblo subdesarrollado de 45 millones de habitantes con población predominantemente campesina. Hacia fines de la década del 60 el imperio usurpador llegó a concentrar en la ciudad de Da Nang, en el centro del país, 700 mil tropas propias más 500 mil de países aliados como Australia, Filipinas, Japón, Corea del Sur, etc. 

Era 1968 cuando esa fuerza militar de ocupación aparecía como imbatible, todo se presentaba cuesta arriba para las fuerzas revolucionarias. Sin embargo, el alto mando del ejército y el PC de V deciden lanzar la ofensiva del Tet (Tet Nguyen Dán, año nuevo vietnamita), la cual hizo entrar en pánico y confusión al ejército estadounidense.

En esa ofensiva, entre muchos patriotas, brilló la unidad de espías de mujeres “Río de los Perfumes”. Un grupo de 11 jóvenes que se infiltraron en las fuerzas enemigas como cocineras, enfermeras y mensajeras pasando valiosa información a las fuerzas rebeldes. Su participación fue inolvidable, todas muy predispuestas a brindar un esfuerzo superior a riesgo de perder la vida por la liberación de la patria. Thi Hoa, una de las heroínas, tenía 17 años. Ellas dirigidas por Le Thi Rieng cercaron y tomaron la embajada de EE.UU. en Saigón. 

En esa ofensiva se destacó la batalla de “Hue”, duró 26 días, murieron miles de patriotas y tropas imperiales. Las fuerzas del “Vietcong” pusieron en jaque a los invasores. Fue el anuncio del principio de la derrota militar del imperio más poderoso de la historia en su incursión en indochina. 

La contienda continuó con la vietnamización de la guerra hasta que en 1973 se firmó el acuerdo de París por el cual se reconocía el derecho de Vietnam a su independencia y unificación. El mismo fue nuevamente vulnerado por el gobierno estadounidense, lo que significó la continuidad de la guerra por 2 años más.

Por la ruta de Ho Chi Minh las fuerzas revolucionarias seguían abasteciendo a los contingentes que operaban en el frente y a las guerrillas del Frente de Liberación Nacional, atravesando la cordillera de Truong Son, hasta que a principios de abril de 1975 las posiciones del gobierno de Saigón se hicieron insostenibles. 

El Gral. Frederick Weyand Comandante en Jefe del Estado Mayor Conjunto de las fuerzas armadas de EE.UU., después de pasar una semana en Vietnam, hace un discurso premonitorio en el Congreso de su país el 8 de abril de 1975: “Sin una ayuda adicional urgente Saigón caerá en pocos días”. 

El 30 de ese mes, a las 3.30 has de la madrugada, huía en helicóptero, desde la terraza de la embajada de EE.UU. en Saigón, el embajador Graham Martin y sus más cercanos colaboradores.

El pueblo de Vietnam conducido por el Partido Comunista, con la inestimable solidaridad del pueblo soviético, triunfaba en una de las guerras más desgarradoras que se conocieron dando paso a la unificación y liberación del país, así como a la construcción del socialismo en todo el territorio.

El golpe para el imperio fue de tal magnitud que uno de sus más brillantes dirigentes como Henry Kissinger, lamentándose, llego a decir: “Sin la televisión ganábamos la guerra”. Es decir si el mundo no se hubiese enterado de las atrocidades que hicieron no se hubieran desplegado tanto la solidaridad internacional como las presiones internas dentro de EE.UU. para acabar con la guerra y entonces podrían haber seguido masacrando infinitamente. Una muestra más de salvajismo de una dirigencia que se autoproclama paladines de la democracia, la libertad y los derechos humanos. 

No obstante, hoy alguien con todo derecho y buenas intenciones podría preguntar:

¿Por qué traer ahora el tema de Vietnam cuando atravesamos una situación de extrema gravedad tanto a nivel internacional como regional y nacional?

¿Por qué insistir con una historia que tuvo lugar hace varias décadas atrás, con los cambios operados desde entonces?

Intentaremos dar algunos argumentos

La gesta del triunfo vietnamita no fue sobre un imperio en declive como se manifiesta el vigente en pleno siglo XXI, sino todo lo contrario, ocurrió en el momento de mayor poderío y esplendor de EE.UU., lo cual agiganta el triunfo de 1975. Pero la esencia imperial sigue siendo la misma en cuanto a la crueldad ejercida contra los pueblos para sostener el privilegio de la clase dominante. 

Por otro lado, la dirigencia del país del norte sigue sosteniendo que el concepto del “Destino manifiesto” continúa vigente y tienen la obligación de ejecutarlo e imponerlo por sobre la voluntad de miles de millones de personas.

La convicción del pueblo vietnamita en circunstancias absolutamente adversas nos debe hacer reflexionar en el sentido de que no hay relación de fuerzas que no se pueda modificar cuando hay un pueblo unido, liderado por una vanguardia marxista leninista empoderada del materialismo histórico.

Hoy enfrentamos al mismo enemigo que hace 50 años lo movía el ansia irrefrenable de expansión y dominación, hoy debilitado, en su etapa de crisis de reproducción financiera y ante un desafío existencial, pero con la misma inescrupulosidad y salvajismo de siempre, sigue apelando a todo tipo de artimaña destructiva en contra de los pueblos.

Nosotros a su vez nos preguntamos: 

¿Cómo no esforzarnos para comprender y estudiar la experiencia vietnamita cuando ese proceso demostró que es posible vencerlos?

¿Cómo no recurrir a sus enseñanzas cuando el imperio desearía sacar del almanaque el 30 de abril y borrar de la historia su derrota en los campos del sudeste asiático?

¿Cómo no estudiar y sacar conclusiones de la manera en que el PC de V formó los mejores cuadros dirigentes para enfrentar los momentos más difíciles, para lograr la unidad del pueblo para la independencia y la liberación? 

¿Cómo prescindir de las enseñanzas en el manejo del materialismo histórico y la dialéctica, en tener la sabiduría de lograr la mayor flexibilidad táctica participando en alianzas transitorias sin relegar la identidad comunista? 

¿Cómo no echar mano a esas enseñanzas cuando el enemigo nos quiere eternamente corriendo intentando sobrevivir, intoxicados con noticias falsas, desesperados, confundidos sin rumbo al igual que animales sin cabeza?

El PC de Vietnam y su pueblo demostraron que es posible vencer al imperio y construir la patria socialista. Por lo tanto  estar cerca de la continuidad del proceso revolucionario en su etapa de “renovación” es una necesidad y una obligación.

La solidaridad internacional de los pueblos y los trabajadores del mundo fue un aporte invalorable en la revolución vietnamita, lo cual debemos fortalecer para futuros conflictos. Es un activo de los pueblos que no podemos perder y para eso es imprescindible recurrir a la memoria histórica. 

La victoria del pueblo vietnamita fue la de los pueblos del mundo, de todas y todos los revolucionarios y amantes de la paz, la justicia y la libertad, para todos los tiempos.

Mantener viva la memoria es una obligación de toda persona de bien, el ejemplo de ese pueblo, los 3 millones de víctimas hicieron un aporte incalculable para alcanzar una convivencia en paz y derrotar a las fuerzas imperiales que son las mismas que hoy quieren imponer su dominio y control sobre la sociedad global.

Nosotros, desde el sur global, desde nuestra América, cuando arrecia la política de explotación y saqueo del imperio sobre nuestros pueblos, debemos rescatar y tener permanentemente presente el significado de la revolución vietnamita, para sustentar nuestra autoestima, la confianza en la creatividad del pueblo y en un futuro promisorio.

Mantener viva la gesta vietnamita también es por nosotros, luchamos contra el mismo enemigo, por lo cual debemos aprender y tener siempre presente el ejemplo de rebeldía y sabiduría de un partido comunista que supo organizar y dirigir al pueblo.

Todos los movimientos revolucionarios de nuestra región surgidos en la década del 60 y 70 del siglo XX son hijos de la lucha del pueblo vietnamita, cientos de miles de revolucionarios se formaron en la solidaridad con ese pueblo, desplegada en las calles desde el río Grande hasta Tierra del Fuego.

El pueblo de Vietnam le dio encarnadura a la consigna: “Un pueblo unido jamás será vencido”.

Al pueblo de Vietnam, desde aquí, desde el rincón más austral del planeta le decimos gracias por su aporte a la causa de los desposeídos, a la causa del socialismo. Su sacrificio no fue en vano. Su ejemplo de lucha y confianza en la causa de los pueblos será indeleble.

Cuando decimos Vietnam inmediatamente lo asociamos a lucha, a perseverancia, a confianza, a unidad, a solidaridad, a dignidad, a hermandad, a amor al semejante, a revolución, a triunfo, a futuro, a socialismo y a Partido Comunista. Por todo eso fueron justas las palabras del Comandante Fidel Castro quién en 1961, interpretando el sentir de muchas y muchos revolucionarios, dijo: “Por Vietnam estamos dispuestos a dar nuestra sangre”.

Estamos persuadidos que cuando la humanidad deje atrás la prehistoria, desaparezca la lucha de clases y la propiedad privada sobre los medios de producción, alcancemos una comunidad de destino compartido, el 30 de abril será una fecha medular en el calendario político internacional y los pueblos del mundo conmemoraran ese día con fervor revolucionario.

!Viva el pueblo de Vietnam!, !Viva la revolución vietnamita!, !Viva el PC de Vietnam!, !Viva el internacionalismo de los pueblos!, !Viva la hermandad del pueblo argentino y del pueblo vietnamita!, !Viva la fraternidad entre el PC de Vietnam y el PC de la Argentina!, !Viva la causa del socialismo!.

Muchas gracias

Conferencia “A 50 años de la reunificación de Vietnam”, celebrada en el CEFMA de Buenos Aires, el 16 de abril de 2025.




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